sábado, 18 de diciembre de 2010

La leyenda del Drago milenario

Hay árboles que llaman la atención por su tamaño, otros por su forma, otros por su longevidad. El drago de Canarias (Dracaena draco), nos asombra por todo eso y mucho más. Desde hace miles de años, este mítico árbol ha estado envuelto en una aureola de misterio que le acompaña hasta nuestros días. Dice la leyenda, que los dragones, al morir se convertían en dragos. Este fósil viviente, es con todo merecimiento, uno de los símbolos de las Islas Canarias y quizá, el mayor tesoro de la flora española.

Sin duda, una de las razones por las que se ha elevado el drago a la categoría de mítico, es su linfa roja, conocida como sangre de drago. Apreciada desde la antigua Roma, donde la empleaban como colorante y panacea para todos los males. El interés por la sangre del drago se extendió a lo largo de los siglos y de todo el continente europeo. Al final, los usos eran tan variopintos, que incluso se barnizaba con esta savia los metales para protegerlos de la herrumbre. Afortunadamente, los humanos hemos descubierto otros productos muy efectivos para eliminar el óxido y en la actualidad los escasísimos dragos en estado salvaje están protegidos del vampirismo humano.



viernes, 17 de diciembre de 2010

La Flor de Loto


En oriente la planta y la  flor de Loto son divinizadas. 
El Loto es una flor ofrecida a los dioses, 
su valor espiritual es muy fuerte en las regiones indias.


Esta flor ha sido símbolo de multitud de civilizaciones a lo largo de la historia. Para los egipcios tenía un gran significado, ya que de él emergían multitud de dioses como Ra, dios del Sol, al estar ligada la flor a la aparición y al ocaso del Sol, debido a que sólo está abierta por el día.

Según la mitología griega, una hermosa diosa huyó al bosque asustada y fue a parar a un lugar llamado Loto donde se hundió. Este lugar era llamado así por los dioses, quienes destinaban allí a los fracasados y perdedores en la vida. La joven diosa luchó durante siglos y logró salir en forma de una hermosa flor, de largos pétalos. Por ello, para los griegos significaba el triunfo después de haber luchado incansablemente en contra del fracaso.

La flor del loto en la India simboliza divinidad, fertilidad, riqueza, conocimiento e ilustración, siendo actualmente su símbolo nacional. Está asociada con la diosa de la abundancia, simbolizando pureza, belleza y todo lo que es bueno. A su vez fue venerada en el brahmanismo como "Madre de la creación", y hasta Brahma, soberano hindú de todos los dioses provenía de la flor del loto.

En el ámbito budista la flor que se alza sobre el agua es uno de los más antiguos símbolos, y de los más frecuentemente representados atributos de sus personajes humanos y celestiales. El loto, que sirve como asiento o trono para Buda o los Budas, indica por ello un nacimiento divino.


La mala suerte del trébol de cuatro hojas


"Cuando era pequeño me pasé largas horas en las praderas buscando tréboles de cuatro hojas. “Dan suerte”, nos decían. Y como en esas edades, a la vista de mi escaso interés por el estudio, aprobar los exámenes era más una cuestión de suerte, prefería perder el tiempo tirado por el césped antes que estudiando.
Ahora sé que la superstición es de origen inglés. Que se trata de una rareza genética. Que los hay de muchas especies, todos los del género Trifolium, con tres foliolos. Que sólo nace uno por cada 10.000 de los normales. Y que en el libro Guinness de los Records se recoge la existencia de uno, no de 4 o de 5 hojas, sino de 21. Lo que no sabía era que estaban en peligro de extinción.



En realidad el trébol de cuatro hojas no está en peligro. Quien sí lo está es su alter ego natural, un extraño helecho acuático por nombre Marsilea batardae, que ni es trébol ni tiene hojas, pero se le parece. En la Comunidad Valenciana ya se ha extinguido, y en el resto de la Península lo lleva crudo. Sólo se puede ver ya en pequeños ríos y arroyos estacionales de Extremadura, Andalucía, Castilla-La-Mancha y el sur de Portugal. Los nuevos métodos de cultivo, junto a un uso desmedido de pesticidas, tienen la culpa. También el cambio climático, responsable de alargar los periodos de sequía hasta amenazar seriamente su hábitat natural.

Lo que son las cosas. Mientras empresas norteamericanas han logrado producir industrialmente el trébol de cuatro hojas para venderlos como original regalo de buena suerte, nuestro auténtico trébol de cuatro hojas español, único en el mundo, se extingue sin remedio. El primero es una aberración genética sin interés biológico. Y respecto al segundo, una auténtica joya natural, lo aberrante es que permitamos su desaparición. Eso sí que trae mala suerte.

La crónica verde

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Carta europea del suelo

  1. El suelo es uno de los bienes más preciados de la humanidad. Permite la vida de los vegetales, de los animales y las personas en la superficie de la Tierra.
  2. El suelo es un recurso limitado y fácil de destruir.
  3. La sociedad industrial utiliza el suelo para la agricultura, la industria y otros fines. La política de ordenación del territorio debe concebirse en función de las propiedades del suelo y de las necesidades de la población actual y futura.
  4. Los agricultores y silvicultores deben aplicar métodos que preserven la calidad del suelo.
  5. Los suelos deben ser protegidos contra la erosión.
  6. Los suelos deben ser protegidos contra la contaminación.
  7. El desarrollo urbano debe ser organizado de manera que se cause el menor daño posible a las áreas vecinas.
  8. La recuperación de las obras de ingeniería civil sobre los suelos debe ser evaluada para adoptar las medidas de protección adecuadas.
  9. Es indispensable un inventario del recurso suelo.
  10. Para la utilización racional del recurso suelo es necesario un esfuerzo de investigación científica y colaboración interdisciplinar.
  11. La conservación del suelo debe ser materia de enseñanza a todos los niveles y de formación pública actualizada.
  12. Los gobiernos y las autoridades deben impulsar la planificación y administración racional de los recursos del suelo.
(Consejo de Europa, 1972)

"Volví a mi tierra verde
y ya no estaba,
ya no estaba la tierra,
se había ido.
Con el agua
hacia el mar
se había marchado."
(Pablo Neruda)