Tradición del Roscón de Reyes

Ya llegan los Reyes Magos, y además de los regalos también nos traen uno de los dulces más típicos de estas fechas: El Roscón de Reyes, un dulce que pone fin a la Navidad en muchos países y cuya historia y tradición es poco conocida.

Su origen no tiene nada que ver con el cristianismo ni con la ofrenda de los Reyes Magos de Oriente al Niño, sino que se remonta a la época romana y la celebración de las Saturnales, que eran unos días de fiesta en honor de Saturno, dios de la agricultura y las cosechas, en los que se celebraba que los días se hacían más largos y los esclavos tenían vía libre para divertirse y descansar. Fue entonces cuando se comenzó a elaborar unas tortas de miel con frutos secos y dátiles, dulce que pasó a ser muy popular entre los esclavos.

Más adelante fue cuando se comenzó a esconder dentro de la torta el haba, que era un símbolo de fertilidad y prosperidad. En Francia la costumbre se extendió tanto que todas las familias se reunían a comer este rosco y ver quien era el afortunado al que le salía la apreciada legumbre.
Avanzando en el tiempo, ya en la época del rey Luis XV, un cocinero de la corte, queriendo contentar al pequeño rey, introdujo en el roscón una moneda preciosa de oro como sorpresa, adquiriendo a partir de entonces este regalo más valor simbólico que el haba, convirtiéndose este en el premio deseado, mientras que nadie quería que le tocase el haba.

Aunque la tradición de comer el roscón ya era conocida en España, Felipe V trajo la nueva moda de introducir una moneda como premio, que a lo largo del tiempo se cambió por una figurita de cerámica, a la vez que el haba en el postre se había convertido en un símbolo negativo.

Al que le salía la figurita era coronado como "el rey de la fiesta" y al que le salía el haba debía pagar el postre, además de ser llamado "el tonto del haba", origen del famoso insulto "tontolhaba".