martes, 12 de octubre de 2010

Cuaderno de Viaje

* Del viaje, yo me quedo con... *

Me quedo “con la belleza de María y el ingenio de Carlos, una princesa noruega y un galán murciano que cautivan a golpe de cuerda vocal y de guitarra a lo largo de muchas veladas inolvidables. “Terraex” es su grupo de música, y de otra “Terra” es su genialidad. “ (Como veis, esto no soy la única que lo piensa, aunque sólo para hablar de ti necesitaría días, o meses).

Me quedo con  la increíble paciencia de la chef más andaluza y más dulce de toda Escandinavia… y con todo lo que has sido capaz de enseñarme en tan solo dos meses. Ya eres familia, y lo sabes. También, cómo no, me quedo con el descaro checo de mi peculiar compañero de fatigas, “Dobrý den tomate”.  Siempre sin olvidar esa magia italiana, el sonido que sacas de cada objeto, de cada momento, como tú solo sabes… percusión hecha persona.

Me quedo con el surrealismo de sus paisajes, que lo tienen todo.  Montañas con glaciares que mueren a los pies del mar, mostrando su impresionante belleza y un silencio sobrecogedor. Fiordos interminables que penetran el continente hasta perderse de vista y montañas que suben desde sus orillas, dejando la piedra al desnudo. Su costa interminable, con infinidad de islas, salpicada con casitas que a menudo tienen su propio embarcadero… Algo que hay que ver “con tus propios ojos”.

Me quedo con el desconcierto que producen sus interminables horas de luz, con ese sol que nunca deja de brillar, que hasta en el momento más oscuro de la noche, si buscas sus rayos estos te acaban iluminando.
Me quedo con la inmensidad de sus lagos, incontables, interminables… tan cristalinos que reflejan el cielo como si de un espejo se tratase. Me quedo también con la lluvia que rompe este espejo.

Me quedo con todo esto, y también con lo que aquí no nombro pero conservo en el recuerdo. 

Aunque al principio creía que “perdía un verano” en verdad he encontrado más de lo que podía esperar: he crecido, mejorado y buscado nuevos límites. Todo esto es lo que he aprendido de esta experiencia. Tengo la sensación de que vivimos con una limitación que nosotros mismos nos imponemos a la hora de plantearnos ciertos aspectos de nuestras vidas y ya va siendo la hora de soltar ese lastre innecesario. Somos capaces de conseguir más metas de las que nos imaginamos capaces, solo tenemos que quitarnos el miedo de encima.
Animo a todos a poner en práctica esa “locura” que tenéis en mente y no realizáis por miedo. El miedo es la mayor de las decepciones de la vida, y lo único que nos impide avanzar.



Como dice la canción: “Seguro que volveremos a vernos, que los corazones grandes hacen al mundo tan pequeño...”