martes, 5 de octubre de 2010

Jardín Zen

La finalidad principal del jardín zen es ofrecer un ambiente exterior propicio para la meditación. Esta última es la base del budismo zen y, para quienes creen en él, constituye el medio más importante para alcanzar la iluminación espiritual.
El centro de atracción tradicional del jardín es una roca o un grupo de rocas que ayudan al observador a abstraerse de su realidad cotidiana para concentrarse.

Las rocas, deben colocarse contra un fondo (como un pequeño patio trasero o un rincón del jardín) del que destaquen. El tamaño y la naturaleza del fondo son indistintos, pero su disposición debe producir el efecto de dirigir la mirada hacia el altar de rocas.


El aislamiento es fundamental para que el recinto quede libre de todo nexo con la vida diaria.



De la esencia del jardín Zen 
 Cuentan que un monarca, tras ver su nuevo ‘oasis’ de palacio, felicitó al jardinero diciendo: “Es el más hermoso de los que he visto, y esa roca es la más bella de todas”.
El jardinero entonces cogió la roca, ‘la más hermosa’, y la tiró al mar. El rey le inquirió y esta fue su respuesta: “Ahora todo está perfecto. Puede contemplarse en armonía. Como la vida, el jardín hay que verlo en su totalidad. Si la belleza de un solo detalle nos atrapa, el resto aparecerá como demasiado feo”. Eso rompe el equilibrio.