martes, 28 de septiembre de 2010

La soledad de los números primos

"Los números primos sólo son exactamente divisibles por uno y por sí mismos.
Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre otros dos números, aunque ellos más separados entre sí.
Son números solitarios, sospechosos, y por eso le encantaban. A veces pensaba que figuraban en esa serie por error, como perlas ensartadas en un collar, y otras veces que también ellos querrían ser como los demás, números normales y corrientes, y que por alguna razón no podían. Esto último lo pensaba sobre todo por la noche, en ese estado previo al sueño en que la mente produce mil imágenes caóticas y es demasiado débil para engañarse a sí misma.

En primer curso de la universidad había estudiado ciertos números primos más especiales que el resto, y a los que los matemáticos llaman primos gemelos: son parejas de primos sucesivos, o mejor dicho, casi sucesivos, ya que entre ellos siempre hay un número par que les impide ir realmente unidos, como el 11 y el 13, el 17 y el 19, el 41 y el 43. Si uno tiene paciencia y sigue contando, descubre que dichas parejas aparecen cada vez con menos frecuencia. Lo que encontramos son números primos aislados, como perdidos en ese espacio silencioso y rítmico hecho de cifras, y uno tiene la angustiosa sensación de que las parejas halladas anteriormente no son sino hechos fortuitos, y que el verdadero destino de los números primos es quedarse solos. Pero cuando, ya cansados de contar, nos disponemos a dejarlo, topamos de pronto con otros dos gemelos estrechamente unidos.

Pensaba que ambos eran eso, dos primos gemelos solos y perdidos, próximos pero nunca juntos."


Paolo Giordano obtuvo la licenciatura cum laude en Física Teórica y en la actualidad cursa su doctorado en dicha materia. La soledad de los números primos es su primera novela.